Hace unos días recibí un correo en el que me invitaban a una grabación de vídeo por mis 10 años de trayectoria en Inbursa.
Cuando me enteré de ello, me sorprendí de lo rápido que habían transcurrido estos años. Me recordó algunos eventos agradables y otros no tanto, pero siempre con la mira de brindar lo mejor a mis clientes.
Cuando inicié esta carrera de asesor financiero y de seguros, la hice con la certeza de aprender y adquirir habilidades que consideraba indispensables para emprender y convertirme en empresario.
Como muchos agentes de seguros o asesores financieros, nunca imaginé dedicarme a esto. ¿Ventas? ¿Cómo crees? Eso me decía a mi mismo.
Ahora comprendo que lo que hago es educar, enseñar, ayudar y compartir herramientas a las personas para que logren sus objetivos financieros y tengan seguridad financiera en su vida.
La misión sigue siendo la misma, pero la estrategia la he tenido que modificar en varias ocasiones. Por ello te quiero compartir 7 claves para mantenerte y crecer en tu negocio.
1. Se disciplinado y toma acción masiva.
Cuando me siento desmotivado o no tengo tantas ganas de hacer mi trabajo, recurro a la disciplina.
La disciplina significa actuar ordenada y perseverantemente para conseguir un objetivo, independientemente de la incomodidad que ocasione.
He encontrado la disciplina en ser constante en las actividades que me hacen productivo y delegar las que no. Es básicamente construir un hábito de actividades que resultan beneficiosas para tu negocio y evitar que te distraigan las que no tienen la misma calidad de importancia.
Toma acción masiva independientemente de las circunstancias, del desanimo, de la pena o vergüenza, de la incomodidad, del miedo al rechazo y de no sentirte listo.
Lo que diferencia a los vendedores, emprendedores o empresarios que tienen grandes resultados a los que tiene pobres resultados, es en el número de veces que lo han intentado.
2. Mantente humilde y sigue aprendiendo.
La humildad es un valor que suele estar mal enfocado y que lo relacionamos con ser personas de pocos recursos o con la victimización, pero la humildad es reconocer que nos podemos equivocar y aprender de nuestros errores, significa mantener los pies en la tierra y estar en constante aprendizaje para convertirnos en mejores personas, profesionistas o emprendedores.
Por eso te recomiendo invertir y separar una parte de tus ingresos para mejorar tus habilidades, capacidades y conocimientos.
Escucha pero se escéptico. No te creas todo. Cuestiónate todo aquello que escuchas de ti mismo y de las personas y ponlo a prueba, si te funciona úsalo, sino te funciona deséchalo.
3. Busca la ayuda de mentores y psicólogos.
Buscar ayuda es parte de tener humildad. Todos formamos parte de un colectivo y nos podemos apoyar de las personas que son autoridad en los temas que no dominamos.
Desde que busque el apoyo y ayuda de ambos, mi productividad ha aumentado y he logrado cosas que antes no dimensionaba.
Un mentor es una persona que ya llegó al punto en el que a ti te gustaría estar y te puede guiar y brindar ideas, puntos de vista, tips o consejos para que saques tu máximo potencial.
Un psicólogo por otro lado, es un profesionista calificado que te va ayudar a entender tus comportamientos y conductas, que puede ayudarte a desenmarañar tu mente.
Un psicólogo es un guía especializado en salud mental que a través de la terapia puede ayudarte a reprogramarte y mejorar la calidad de tu vida desde tu interior.
Ambos especialistas deben formar parte de tu equipo para tu desarrollo y crecimiento personal y profesional.
4. Acepta los altibajos como parte de tu proceso.
Cuando surgían momentos de bajas ventas o de baja productividad, me sentía ansioso y transmitía esto a las personas que me recomendaban, generando un circulo vicioso de improductividad.
Aprendí que los altibajos son momentos para aprender y estar alerta sobre cosas que pueden mejorar. Es importante tener la calma y fluir cuando las aguas estén turbulentas, por que eso mismo te lleva a encontrar las respuestas que posiblemente estés buscando.
Acepta que no todo va a ser color de rosa y que habrá momentos incómodos y difíciles y que estas situaciones son indicadores para cambiar de estrategia. Agradece, acepta e imagínate como si fueras un péndulo, en el que nada es eterno y llegarás a un punto de equilibrio nuevamente.
La actividad constante de las acciones productivas de tu trabajo son la clave para encontrar el regreso al camino de alta productividad, ya sea que vendas, des un servicio o produzcas algo.
5. Descubre tus catalizadores.
¿Qué cosas te mueven a seguir? ¿Qué te hace reaccionar y dar tu mejor desempeño?
En lo personal, los viajes, las experiencias, el aprender algo nuevo, es lo que me despierta y me motiva a producir más, para vivir a lo máximo que pude dar antes de perecer.
Piensa en aquello que te hace sentirte vivo y busca alcanzarlo constantemente para que tengas la flama de la vida encendida.
6. Divide tus metas y persiste.
Cuando inicie en esta carrera, no tenía ni la más remota idea de cómo vender, negociar y menos del planteamiento de metas.
Las metas son el mismo estímulo a alcanzar a una mejor versión de ti mismo, pero requieren de una estrategia para llegar al punto que deseas alcanzar.
Anteriormente, me enfocaba en el objetivo final y me abrumaba. Después comprendí que la clave es vivir un día a la vez.
Por decir, si tenía que vender 6 pólizas de vida en un mes, tenía que conocer mi promedio de ventas y cuántas personas debía ver para lograrlo.
Si mi promedio era que tenía que ver 48 personas al mes para vender las 6 pólizas, entonces debía ver a 2 personas diariamente para lograr ese número de pólizas.
Conoce tus números y la estadística te dará la respuesta.
Divide tus metas y persiste hasta que logres tu objetivo.
7. Reconócete y diviértete.
Estamos enfocados en el resultado final y se nos olvida que la parte divertida es el proceso que vivimos todos los días.
Se trata de disfrutar lo que haces y reconocer todo lo que has logrado hasta este momento.
Seguramente al día de hoy eres mejor que lo que fuiste ayer y reconocerlo es importante.
Disfruta de tu proceso, aprende de tus errores y ponle sabor y picante a lo que haces. No te lo tomes tan en serio. Ríete de tus desgracias y de ti mismo y verás como todo es más sencillo.
¡Gracias por tu confianza! Seguiremos buscando dar lo mejor 🙂